Por: Jaime “Papá” Jaramillo*, Especial para Buque de Papel, Bogotá
Si observas en silencio la naturaleza, verás la gran diferencia que hay entre una rosa al amanecer, cuando se viste de rocío y suelta sensualmente su fragancia más sublime al contacto con los primeros rayos de sol, y una rosa que no ha conocido el sol. Por más que las dos sean flores, la que no tiene el contacto con el sol se siente artificial, plástica, sin brillo, está prácticamente muerta.
Así mismo es tu vida cuando no has tenido la oportunidad de estar en contacto con la luz interior que emana de tu ser, de tu esencia Divina. ¿Cómo puedes brillar con luz propia si en tu interior estás dormido?
Así como los rayos del sol iluminan tu mundo exterior, la meditación iluminará tu maravilloso mundo interior. Por eso es tan importante la respiración, porque es el medio y el vehículo más poderoso para conectarte simultáneamente con tus dos mundos: el consciente y el subconsciente. La meditación te da la gran oportunidad de despertar, crear consciencia y así, espontáneamente a través de la respiración esa consciencia penetrará hasta lo mas profundo de tu Ser y de todas tus células corporales a la vez.
Es tan simple como convertir tu respiración suelta, en el objeto o en el centro de tu atención, sin necesidad de intentar cambiarla, ni alterarla; simplemente debes observarla, dejarla que fluya lenta y naturalmente. Lo importante es que en cada inhalación tu consciencia esté acompañando ese aliento divino que es vida, haciendo también que cuando exhales, liberes y sueltes todo.
Si observas un poco, tienes tiempo para todo menos para ti mismo. Por eso, saca 5 minutos y en silencio observa conscientemente cada inhalación con su exhalación correspondiente, sin saltarte una sola respiración, y te darás cuenta que lentamente los pensamientos distractores empezarán a desaparecer y comienzas a disfrutar a plenitud de esa paz interior que está en tu centro. Observa consciente y naturalmente el aliento que entra y el aliento que sale, deja que fluya naturalmente y muévete con él. Entre más lo intentes y más te esfuerces, más consciente te volverás. Una vez logres mantener este ritmo por tan solo un minuto, verás que te convertirás en una persona diferente, porque entre cada inhalación hay una sutil brecha, que es la que te lleva al centro de tu Ser, la que te lleva a encontrar la paz, el amor y a Dios en tu corazón.
La meditación tiene miles de beneficios para tu vida, por eso insisto tanto en que lo intentes:
• Contribuye a tu salud: científicamente está comprobado que las personas que meditan tienen efectos positivos en su salud, como alivio del estrés y baja de la presión sanguínea.
• Despierta tu sensibilidad: te hace más sensible, ya que puedes experimentar el mundo no solamente a través de tus cinco sentidos, sino que te da la capacidad de ser uno con el Universo.
• Aprendes a disfrutar del silencio: gracias a la meditación, encontrarás la forma de acallar tu mente y escuchar por primera vez la verdadera melodía que hay en tu interior.
• Recuperas la verdadera esencia: a través de la meditación, puedes experimentar profundamente el amor en tu corazón. Te vuelves más compasivo, tolerante y fluyes libremente sin tener en cuenta la situación que estás viviendo.
• Podrás finalmente ser libre: al sentir placer brindado por otro ser humano, jamás podrás ser libre, ya que siempre querrás poseerlo; entonces, eso que tú llamas felicidad nunca podrá darte libertad, sino que te encarcelará. A través de la meditación, tendrás la oportunidad de liberarte de las cadenas que no te dejan disfrutar realmente de la vida y que te generan una gran dependencia emocional.
Y recuerda… Nunca, nunca jamás dejes de soñar.
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